19 Oct
19Oct

     Mi esposo nunca va cambiarLo primero que hay que saber, es que todos necesitamos cambiar. Seguramente tu esposo tiene actitudes incorrectas y fuera del orden de Dios, pero si de verdad deseas que tu esposo cambie, debes empezar por cambiar tú. Así es, la primera que debe corregir cosas eres tú, esposa. Cada vez que te sientas decepcionada de tu esposo por algo, debes ir en oración y preguntarle al Señor: “Padre, ¿qué necesitas que yo te entregue?, ¿qué debo cambiar yo primero?”. El hecho de pensar que es mi cónyuge el que necesita un cambio, es una actitud completamente ego centrista y orgullosa. 

     El intentar cambiar a tu esposo solo traerá frustración a los dos. Créeme, eres tú quien debe menguar primero y dejar que Cristo crezca; eres tú quien debe dejar de ponerla atención en tu cónyuge, en tus hijos, en tus pastores y empezar a enfocar tumirada en Cristo.

 2: Mi esposo nunca va ser el varón de Dios que necesito Si quieres ver a tu esposo convertido en un verdadero varón de Dios, deberás empezar por pasar tiempo tu misma con Dios; y esto no lo conseguirás yendo a la iglesia, orando esporádicamente en el auto, escuchando alabanzas mientras friegas los trastes, orando por los alimentos, u orando con tus hijos. La forma realmente efectiva en la que conseguirás tener una relación estrecha con Cristo es pasando tiempo con Él, de rodillas, en tu cuarto, en la mañana apuerta cerrada y sin testigos.      Es solamente bajo estas características como se consigue mover el corazón de Dios. Tu relación con Cristo debe ser la prioridad número uno en tu vida. Si no pasas tiempo con Dios en oración y leyendo su palabra, no puedes exigirle a tu esposo sea un hombre que busque la dirección del Señor en su vida. Puede ser que te tome varios años ver a tu esposo  transformado en un hombre de Dios, pero en el camino te encontrarás que tú misma eres una mujer llena de Dios y eso sí que es importante.

      Mi esposo nunca será capaz de satisfacer misnecesidades

     Ni tiene porqué hacerlo, pues para tu sorpresa, tu esposo no es el responsable de tu felicidad, es Cristo el único que es capaz de hacerlo. Por naturaleza, las mujeres tenemos una enorme necesidad de amar y de ser amadas, y somos blanco fácil de Satanás para caer en depresión, soledad y desesperación. Así somos y hemos de aceptarnos; de tal suerte que en la medida en la que comprendamos nuestra naturaleza tan necesitada de afecto seremos capaces de “curar esta enfermedad”. Tú, mujer, debes modificar tu enfoque en cuanto a tus necesidades afectivas. Dice la Biblia que el Espíritu Santo es nuestro consolador, nunca dice que es nuestro esposo quien es el responsable de sanar nuestras heridas, consolar nuestro dolor, ni de sacarnos del pozo de desesperación. Ésta, es una realidad difícil de aceptar, pues toda la vida hemos creído que nuestro esposo nos va a hacer muy felices. 

     Ésta es la regla para la verdadera felicidad: cada vez que me sienta triste, sola,decepcionada, vacía, en ese mismo momento debo orar: “Señor, lléname tú. Cambia mi lamento en danza. Satisface tú mi necesidad de ser amada y comprendida”. Esto debes hacerlo 2, 3 ó 1000 veces al día. Lo que importa es que las mujeres aprendamos a depender de Dios.

 4: Hubiera sido más feliz si me hubiera casado con otra persona o si estuviera sola

     Esto es totalmente falso, porque tu infelicidad la llevas por dentro. Ahora que hemos visto que tu esposo no es el responsable de que tú seas feliz, es necesario analizar cuáles fueron tus motivos para casarte, porqué eres infeliz y llevar esa ansiedad a los pies de Cristo.

     Tal vez tu infancia fue muy difícil y solitaria, o tal vez fuiste abusada por tus padres, tal vez llevas en el alma dolores indecibles, pero si realmente deseas dejar de sufrir, empieza por dejar tu pasado, por pedir perdón, por perdonar. Dice la Biblia en Juan 10:10 que “Él vino para darnos vida y para que la tengamos en abundancia”. Esa vida solo será posible alcanzarla si logras entregarle todo a Jesús: toda tu amargura, tu tristeza, tus recuerdos, todo. Te puedo asegurar que cualquier persona que ha entregado su vida a Jesús y que sigue viviendo por mucho tiempo sin vencer sus propias tristezas, amarguras,dolores es por dos razones principalmente:

 1.-  No pasa el suficiente tiempo con Dios en oración personal 

 2.-  Porque sigue pensando que es la víctima de losdemás. Cristo se hizo víctima por nosotras para que Juan 10:10 se hiciera realidad en nuestras vidas. ¿Cómo saber si tengo la relación con Cristo que debo tener?. Cuando yo sea completamente feliz y dichosa, independientemente de lo que mi esposo haga o deje de hacer; en la medida en la que yo sienta que todo lo que mi esposo me da es adicional a la plenitud que sólo el Espíritu Santo me da.

     Mi esposo o su familia, voluntaria o involuntariamente, siempre encontrarán la forma de hacerme daño. Las personas a nuestro alrededor nos harán el daño que nosotras mismas lespermitamos. Si yo estoy plantada sobre las promesas de Cristo y las creo nohabrá nada ni nadie que pueda hacerme frente.Las mujeres, por muchas razones, hemos sido denigradas de diversas formaspor nuestros padres, la sociedad, etc. pero si realmente aprendemos a vivircomo “Hijas del Rey”, seremos capaces de ir por la vida con la frente en altosabiendo que fui comprada a precio de sangre y que el mismísimo Ángel delSeñor acampa a mi alrededor y me defiende. Tú eres más que vencedora pormedio de aquél que te amó. En los siguientes capítulos analizaremos algunas de las herramientas que Diosha puesto a nuestro alcance para lograr ser esposas victoriosas.Los cambios correctos de mentalidad, producirán en ti las actitudes correctasy, con el paso del tiempo, frutos de justicia

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